Alzheimer y demencia

Dra. Mónica Iturry
Doctora en Psicologia . UB.
A/C “Centro de Asistencia e Investigación en Neurociencias Cognitivas y Trastornos de la Memoria” C.A.B.A.
Coordinadora del Laboratorio de Investigación de la Memoria y miembro del Comité de Ética del Hospital Dr. Abel Zubizarreta
Investigadora de Carrera del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Bs. As.
Integrante del Instituto Allegri y de la Comisión Directiva de la Escuela Argentina de Neurociencias

“Yo soy como el Ave Fénix, resurjo de las cenizas y apenas me dan las alas, me cuelgo de alguna brisa. Me impulsa sola la dicha, no importan los sufrimientos, y si por ahí me lastiman, en canto sale el lamento.
Y vuela que vuela, vuela, vuela que canta, canta que la vida es como un sueño que no permite el llanto.
Si te caes en el pozo, fabrícate un par de alas, invéntate cosas nuevas…y olvídate de las malas. Y vuela siempre hacia arriba, si los demás vuelan bajo, más vale ser mariposa que sapo dueño del charco.
Y vuela que vuela, vuela y canta que canta, canta que la vida es como un sueño, que no me permite el llanto…”.
(Leticia, Cantautora )

El estrés es una ineludible consecuencia de la vida, incrementa nuestra creatividad, pero al sobrepasarnos, ese nivel se trasformará en letal: distrés, una oportunidad de cambiar. Tendremos que encontrar la tensión adecuada, justa para poder adaptarnos a las múltiples realidades que se presentan al estar en el rol de cuidador.

El estilo de vida queda afectado desde el diagnóstico de Demencia de nuestro familiar. La autonomía de éste se perderá, se presentarán múltiples estímulos, nuevos escenarios que serán percibidos como amenazantes si no se encuentran herramientas (cognitivas, emocionales y conductuales) que permitirán acomodarse, asimilar esos cambios que se van presentando día a día… Podrán aparecer síntomas en el cuidador, por sobrecarga.

Si nos sentimos amenazados, las básicas respuestas de agresión y huida se manifestarán, el desafío estará en construir nuevas técnicas de manejo dinámico de los estresores y generar habilidades (respuesta hábil) creativas para afrontar el presente.

Paciente y cuidador constituyen una unidad de análisis, cuidar al que cuida es vital. Vivir para siempre es una expresión de deseo, y que nada cambie, quizás también. Pero sabemos que la vida es finita, que esa cualidad de finitud tendrá que ser la que nos estimule a no desperdiciar ningún momento, sea cual sea, para vivirlo con dignidad. Miedo, abandono, culpa, sobrecarga, no nos permiten generar nuevos recursos para afrontar los diversos problemas diarios. Adaptarnos y buscar ser flexibles, es el desafío. Si hay calidad en el vínculo, se dará el resultado deseado: respeto para el cuidador y la persona afectada. El recurso por excelencia será la búsqueda de conductas, pensamientos/emociones asertivos.

Volvemos a recordar que: sostener por un tiempo prolongado estímulos que son percibidos como amenazantes nos lleva a agotarnos, la carga sobrepasa nuestras resistencias, el distrés se presenta y múltiples síntomas están deseosos de ser escuchados, éste es el primer punto a considerar.

Deberemos aprender a ser dueños del momento: ¡Mi PRESENTE es un aliado! Consultar al médico de confianza, saber con qué red de apoyo contamos, qué necesitamos para el diario vivir, desde las necesidades básicas a las de trascendencia. Planificar el presente: la madrugada, la mañana, el mediodía, la tarde y la noche.

Intentaremos iniciar con un pequeño cambio. Sii logramos hacer un cambio al mes, generaremos DOCE cambios al año y nuestra habilidad será entonces, poder sostener esta adaptación a lo largo del tiempo, esto podrá implicar un gran cambio a favor de nuestros estados de BIENESTAR.

Aceptaremos lo que nos hace bien. “Me respeto y te respeto” será nuestro lema. Nuestro objetivo implicará trabajar a favor de esta manifestación de deseo, brindando herramientas. Será el botón de arranque de conductas creativas ante problemas viejos, generando nuevas percepciones.

No insistiremos en golpear puertas que están cerradas. Evitaremos espacios expulsivos, que aíslan. No buscaremos respuestas en quien no mira, ni escucha. No esperaremos apoyo de quien no lo puede brindar. No dejaremos de sonreír.

Sí acudiremos a lugares convocantes, espacios que integren. Sí buscaremos respuestas en quien nos perciba, nos mire y nos escuche. Sí estaremos con quien comparte nuestras vivencias, experiencias y suma en SALUD. Con el simple hecho de sonreír, generaremos un cambio con impacto emocional positivo.
Como un gran artista, pintaremos a mano nuestra realidad y la dedicación en cada pincelada, la elección de cada color, dará el resultado de esta obra. La experiencia estética estará presente.

En cada respiración, nuestro cerebro, como un instrumento de viento, dará su mejor nota musical… Si logramos aprender cómo respirar en determinados momentos del día, bajará el nivel de ansiedad, tensión y se generará ese estado de bienestar que buscamos para poder dar respuestas mediadoras y moderadas. Los cuidadores de ayer y de hoy brindan sus vivencias, experiencias y ayudan en la gran, , ese manual sobre modalidades de proceder, que se está construyendo entre todos: El ARTE DE CUIDAR.


Publicado en la Revista de ALMA, vol.VII, 2016